jueves, 2 de mayo de 2019



    Qué es la robótica industrial y cuáles son sus aplicaciones

    El ensamble de automóviles, el empaquetado de productos alimenticios, así como un sinfín de aplicaciones más enfocadas en la industria, son la prueba de que la robótica es más que un cliché en las películas de ciencia ficción.
    Según la definición de la Asociación de Industrias de Robótica, “Un robot industrial es un manipulador multifuncional reprogramable, capaz de mover materias, piezas, herramientas, o dispositivos especiales, según trayectorias variables, programadas para realizar tareas diversas.” En dicha diversidad radica lo increíble: ¿cuántas aplicaciones no podrían dársele a un robot?
    Específicamente en el ramo industrial, la robótica puede aplicarse en: trabajos en fundición, soldadura, aplicación de materiales, sellantes y adhesivos, alimentación de máquinas, procesado, corte, montaje, paletización y control de calidad, entre otros tantos. Su éxito en esos trabajos se debe principalmente a una serie de ventajas que la hacen la opción perfecta en la industria:

    Productividad

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    En nuestros días la necesidad y demanda de productos es bastante grande, por lo que una empresa la cual no cuente con robots que hagan más sencillos y rápidos los procesos industriales, tendría serios problemas para satisfacer la gran demanda de insumos en el mercado.

    Velocidad

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    La robótica brinda la capacidad de reducir de forma importante el tiempo requerido para llevar a cabo una tarea específica, por lo se minimizan también los gastos propios de la producción.

    Seguridad

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    Cuando ciertas tareas presentan algún grado de riesgo, por ejemplo en el caso de las empresas siderúrgicas donde se trabaja con metales fundidos a altísimas temperaturas, se utilizan robots que sean capaces de llevar a cabo las funciones que una persona no puede realizar por su propia seguridad.

    Lo más parecido a la anatomía humana

    Anatomía
    Los robots industriales son llamados también brazos de robot gracias al increíble parecido que tienen con las extremidades superiores del cuerpo humano, tanto en diseño como en funcionalidad.
    En la maquinaria robótica, el brazo y antebrazo son conocidos como enlaces o eslabones, los cuales son unidos mediante las juntas o articulaciones, de modo que el sistema pueda realizar movimientos deslizantes de forma lineal o rotacional.
    Para que el robot pueda llevar a cabo la función para la que está diseñado, debe contar en el extremo con una herramienta o pinza, de modo que pueda sujetar, soldar, pintar, y cualquier otra tarea que la pieza requiera.

    Más allá de la producción en serie

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    Sectores como el del automóvil o el de la manufactura han sido desde hace más de 30 años habituales usuarios de la robótica industrial. Esto gracias a la buena adaptación que ha tenido el robot industrial en las tareas repetitivas dentro de entornos estructurados.
    Sin embargo hay otros sectores en donde no es necesario obtener un nivel alto de productividad, en donde las tareas no son repetitivas, y donde no existe un conocimiento a detalle del entorno. Entre dichos sectores se pueden mencionar la industria nuclear, la construcción, la medicina e incluso el uso doméstico.
    Este tipo de robots se conoce como robots de servicio y son utilizados en sectores como:
    • Agricultura y silvicultura
    • Ayuda a discapacitados
    • Construcción
    • Domésticos
    • Entornos peligrosos
    • Espacio
    • Medicina y salud
    • Minería
    • Entornos submarinos
    • Vigilancia y seguridad
    • Telepresencia
    Un ejemplo perfecto de lo que la robótica puede conseguir en un sector tan importante para la humanidad, es el caso del robot Stäubli, el cual puede ahorrar al sector farmacéutico 12 años de jornadas completas de trabajo continuo en la investigación de laboratorio, es decir, trabaja 624 veces más rápido de lo que un laboratorista humano es capaz.

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